¿Realmente jugamos bien al Monopoly? Repasamos algunas reglas oficiales que muchos jugadores optan por ignorar, o directamente desconocen.
“Vamos a echar una partidita al Monopoly. ¿Qué lea las reglas? ¡Nah, si es muy fácil!”. Se acercan las Navidades, las reuniones familiares y, en muchos casos, las partidas al Monopoly donde escucharemos que “para qué leer las reglas”.
Monopoly es uno de los reyes a la hora de hablar de juegos de mesa, uno que ha creado tantos dramas y ha roto tantas amistades como el UNO y sus infames +4.
A lo largo de sus ocho décadas de vida, el popular Monopoly ha tenido versiones de todo tipo, inspiradas en franquicias como Star Wars, Marvel o Los Simpson, por ejemplo.
Pero quedémonos en el juego original, ese al que muchos de nosotros jugamos mal o con “reglas caseras”.
Hasbro ha evaluado la forma en que muchos jugadores juegan a Monopoly y ha comprobado que, por regla general, más de la mitad de ellos juegan mal.
Esos papeles que vienen con el tablero y las cartas del juego, son las reglas del Monopoly, esas que casi nadie lee y donde, entre otras cosas, se explican normas que acelerarían nuestras partidas.
De hecho, el fabricante ha llegado a incorporar algunas de esas reglas caseras a las normas, al comprobar que todo el mundo las aplicaba.
Hoy en Hobby Consolas repasamos algunas de las normas del Monopoly que la gente ignora y que, en muchos casos, alargan las partidas de forma innecesaria.
COBRANDO GANANCIAS “PORQUE SÍ”
La casilla de PARKING GRATIS, esa que está en una de las esquinas, es comúnmente utilizada para recoger la cantidad de dinero que los jugadores han pagado como “impuestos” al centro de la mesa.
Bien, en primer lugar, los impuestos se pagan AL BANCO, no al centro de la mesa. La casilla, que en inglés es “FREE PARKING”, es simplemente una casilla de paso, sin consecuencias para los jugadores, ni buenas ni malas.
Otra casilla especial que suele ser mal empleada es la de la CÁRCEL. Normalmente, se asume que los dos turnos que se deben pasar en la cárcel impiden cobrar ganancias si otros jugadores aterrizan en nuestras propiedades, o comprar otras nuevas.
¿Habéis visto lo que hacen los poderosos y acaudalados en la cárcel? Pues el Monopoly es igual de fiel a la realidad. En la cárcel se pueden cobrar alquileres y pujar (ahora hablaremos de ello) por otras propiedades.
De hecho, algunos jugadores tienen estrategias para intentar caer en esa casilla y librarse por dos turnos de caer en las propiedades de otro jugador.
La gente también cree que se tiene que cobrar el doble si caes en la casilla de salida, en lugar de la tarifa normal que se adquiere por completar una vuelta al tablero. Se cobra lo mismo.
Oh, no debemos olvidar la “norma Scrabble”. Si un jugador cae en tu propiedad, pero no te das cuenta, y vuelve a tocarle tirar, una vez haya tirado los dados no podrás cobrarle el alquiler por ese turno anterior.
Se denomina “norma Scrabble” por la similitud a la norma del juego de palabras donde tú puedes inventarte una palabra, y si nadie te desafía a demostrar su existencia, la palabra cuenta.
SUBASTAS, LA CLAVE DEL MONOPOLY
La creencia general al jugar al Monopoly es que, cuando caes en una casilla de propiedad, la compras o pasas, y ya.
En realidad es un error recurrente que no debería darse y que lastra la partida enormemente. Las casillas de propiedad dan prioridad al jugador que cae en ellas para comprarlas al precio indicado en la tarjeta.
En caso de que rechacen la compra, TODOS LOS JUGADORES, incluyendo al que la rechazó, pueden pujar por ella en subasta, el primero en pujar establece el precio de salida, sin importar el valor base de la propiedad.
Esta regla agiliza la posesión de todas las propiedades, evitando que alguna quede durante horas sin propietario.
Las subastas también se aplican a las casas y hoteles devueltos al banco, pero de ello hablaremos a continuación.
¿PRÉSTAMOS? ¿TE CREES QUE SOY COFIDIS?
Otra práctica habitual en el Monopoly son los préstamos entre jugadores y las ventas entre ellos, eso no se puede hacer.
El objetivo del juego es arruinar a los demás, y aunque convertirse en un prestamista puede ser una vía para lograrlo, debemos hacerlo a base de estrategia inmobiliaria.
Las ventas se realizan al banco, por la mitad del precio establecido por cada casa, hotel o propiedad. El banco se encargará posteriormente de subastarlos, si procede.
Esta norma busca evitar confrontamientos innecesarios, más allá de los imaginables, entre los jugadores, además de prevenir que haya jugadores tirando de préstamos toda la partida.
EL SEÑOR DE LOS INMUEBLES
¿Eres de los que maldicen siempre a los “señores del Monopoly” por no incluir suficientes casas y hoteles? Pues las que vienen están contadas por una buena razón.
Si alguna vez has usado garbanzos para representar más casas u hoteles de los que trae el juego, estás infringiendo las normas.
Monopoly incluye 32 casas y 12 hoteles, y punto. Si se terminan, los jugadores que deseen adquirir nuevos inmuebles deberán esperar a que otros jugadores se los vendan al banco por la mitad de su valor original.
La próxima vez que veáis a vuestro familiar, ese que tuvo 45 casas en una calle, le podéis dar en el hocico con el libro de reglas.
Nunca está de más echarle un vistazo al libro de reglas, no solo del Monopoly, sino de cualquier juego donde podamos estar jugando mal.
Hay partidas del Monopoly que se eternizan por estar haciendo nuestras propias reglas caseras, algunas muy molonas, pero que hacen que nunca sepamos si la abuela nos desplumará con su emporio hotelero.
Fuente | Today I Found Out